Listo, pasó Chaco, el primer triunfo de San Martín y la segunda vez que el equipo cierra el arco en cero. Bien. Javier López lo analiza y así se tranquiliza. "A veces la gente, o alguno que otro, hace algún comentario de más y por ahí no lo puede cambiar. Pero uno sabe lo que es como persona, como profesional, más allá de lo que puedan decir", dice el alto capitán recordando antes que nada esos momentos de bajo nivel. Los recuerda porque levantó (y levantaron) y eso es algo que él aplaude.
"Allá hicimos un partido inteligente, golpeando justo y golpeando bien. Volvimos a dejar el arco en cero", rescata. Eso, para él y todos los de su fila, dice mucho. Si bien también pasó con Libertad en La Ciudadela, esta vez San Martín no corrió riesgos, como si pasó con los de Sunchales. El triunfo no estuvo en peligro y un posible descuento no iba a ser (ni fue) por una desatención defensiva. López también lo tiene claro. "Defensivamente estuvimos bien. La idea es hacer partidos inteligentes", explica el caudillo.
El 2-0 a For Ever fue un mimo para el ex Deportivo Anzoátegui (Venezuela). "A mí nadie me regaló nada y todo lo que logré en mi carrera deportiva, sea poco o mucho, lo hice con esfuerzo. Confío mucho en mis condiciones, por eso es que digo que el triunfo de Chaco es un lindo regalo para nosotros mismos", habla con firmeza este declarado familiero, encantado de regalarle y darle amor a Guillermina, por su cumple número dos. "Todo esto también es un regalo para ella", dijo baboso el papá. "La familia siempre está", asegura.
"Sólo yo sé todo el esfuerzo que hice para venir a San Martín, no vine a cambio de nada. Dejé de ganar mucha plata en Venezuela y me vine con un deseo: hacía mucho que no podía lograr nada en mi país y después de ocho años vuelvo a un equipo que me da la posibilidad de poder pelear arriba, de hacer algo importante nuevamente"
Las palabras de López no vuelan por el aire. El central sabe bien dónde está parado y que San Martín, con su gente, obligan siempre más que cualquiera.